8 ago 2012

Mi padre tenia razon


Cuando era chiquita quería (como casi todas) ser Miss Venezuela. Esperaba con ansias la “noche más linda” y me deleitaba con todas las modelos desfilando ante mis ojos, coreando el himno mientras Gilberto Correa animaba la ceremonia. 
Con 6 años le pedía a mi mama que me hiciera un “copete” con bastante laca, y no me quitaba mis zapatos satinados negro ni para jugar pisé. Nunca me inscribieron en clases de modelaje, mis papas de dieron cuenta de que yo, aunque muy coqueta, era muy rustica, (por decirlo sutilmente), y salía a jugar con barro, trompos, pescaba en la canal que quedaba detrás de mi cuadra… Siempre llena de tierra, siempre brincando. Coqueta pero rustica.
Por cosas de la vida, mi mejor amiga es todo lo contrario, alta, delgada, esbelta, con piernas eternas y cabellera larga, siempre perfumada y de vez en cuando, y de cuando en vez, imita un acento caraqueño para ser mas “chic”. Cuando me quedaba en su casa pasaba horas sacándome las cejas, poniéndome mascaras, ensenándome a caminar con tacones y a no comer con la boca llena, poniéndome “niña” como ella dice. Pero una de las cosas que nunca aprendí de Milagros fueron las clases de etiqueta.
Para mí, no hay nada más difícil de manipular que unos cubiertos. PERO COMO VOY A SABER COMER CON TODOS ESOS CUBIERTOS si en Venezuela la arepa se come con las manos, en mi casa el pan se abre sin cuchillo, y el pollo no sabe igual si se come con tenedor… Mi papa, como es sifrino, me decía siempre de qué manera se pone la mesa, y hasta se empeñaba a ensenarme a comer con palitos chinos; y a mí me entraba por un oído y me salía por el otro.
-Ah pues papa, debe ser que yo me voy a casar con un rey que tengo que andar con ese protocolo.
-Uno nunca sabe María, no tiene nada de malo tener un poco mas de clase.
-Que clase ni que clase, el que se case conmigo tiene que quererme como soy.
Yo siempre porfiada queriendo llevarle la contraria a mi papa, quien como todo padre muchas veces tiene la razón (pero no todas)…
En esta ocasión, aterricé en Francia, el país mas protocolar de la vida, y tengo un novio francés que no es un rey, pero tiene todo ordenado en carpetas Excel, calendarios mensuales, gavetas para esto y gavetas para lo otro, alarmas del celular eventos en facebook y por supuesto: Salidas al restaurant.
El momento de mayor stress de mi vida fue hace 3 semanas cuando fui a conocer a la mama del Franchute; como si no fueran suficientes nervios el hecho de conocer a la familia de , la pena de mi acento y mis aun muchas fallas  en el idioma, la invitación era para almorzar… Estuve a punto de decir que era anoréxica y no podía comer.
Como buena jala bolas venezolana educada que soy, me ofrecí a ayudar en la cocina, la Sra. Gabriela me dijo que no me preocupase, que por el instante no necesitaba ayuda y yo me quede tranquila. Sin embargo la vi cargando los platos hacia la mesa y salí corriendo a ayudarla…
-Gracias María.
-No no se preocupe, no es molestia.
-Bueno ya que estas aquí con los platos, puedes ir poniendo la mesa mientras yo traigo el pasticho y todo lo demás.
 Me puse de mil colores… La Sra. Gabriela no sabía lo que me había pedido: Misión Imposible. Y ahí estaba yo, con 6 platos, 3 cuchillos, 3 tenedores, 3 tres cucharillas, 3 vasos y 3 copas, mas las servilletas y los demás periquitos de la mesa. Cerré los ojos e intente visualizar la imagen queel sifrino de mi papa me había mostrado cada vez que teníamos una “cena especial”, veía claramente el dibujo, los platos los vasos las copas… PERO DONDE SE PONEN LOS CUBIERTOS!. Sudando frio deseando poner todo en el lugar correcto antes de que la Sra. Gabriela llegase con su comida gourmet, recé un rosario y me encomendé a raymundo y todo el mundo, hasta a Don Nicanor Ochoa! ligando que la mesa estuviese como Dios manda. Pero mis rezos no fueron suficientes.
El Franchute, que se divierte con las metidas de pata de su novia Yanomami, me veía desde un rincón con una sonrisa de maldad, y justo cuando decidí colocar los cubiertos en -lo que según yo- los lugares correctos, se acerco y comenzó el dialogo:
- Estas ayudando a mi mama… Gracias.
- Sí, bueno, nosotros los venezolanos somos así, jala bolas colaboradores.
-Que linda negrita.
- Gracias.
- Y te quedo bonita incluso…
- Sí, bueno, o sea es poner la mesa, tampoco es gran cosa (Toda abombada obvio)
- Lo único es que el cuchillo y el tenedor van al revés, a menos que en Venezuela se coma a la inversa…
Mas rápido que tiro al blanco cambié los cubiertos a su lugar correcto, y quedé como toda una reina de la etiqueta frente la suegra, mientras que el Franchute considera comprarme un libro sobre “el mantenimiento del hogar”.

Ahora ya sé cómo se sirve la mesa, hasta hago flores con las servilletas, pero no me pidan que use los cubiertos para comer pollo… Mi padre tenia razon.
#BuenaLectura

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